28 jun 2010

Fin de semana en el valle del Jerte

que estampa tan tierna

Este pasado fin de semana mi amiga Julia nos invitó a pasarlo junto a su grupo de petanca en un camping del valle del Jerte.
Ha sido un viaje inolvidable y desde aquí quiero agradecerle a ella, a su marido y a todos sus amigos por hacernos sentir tan bien y hacer que disfrutásemos tanto del lugar, el paisaje, los rincones preciosos, y sobre todo de los momentos tan entrañables que pasamos juntos.
Todo comenzó con mi hijo despidiéndose de Dora, salimos el viernes después del trabajo y cuando subimos a lo alto del puerto de Tonavaca a pesar de la lluvia intermitente y la niebla pudimos contemplar desde el mirador una hermosa vista de todo el valle, en esta época el color blanco de la floración de los cerezos se ha perdido y lo que pudimos contemplar fueron cerezos cargados de frutos rojos y un paisaje que las abundantes lluvias de esta primavera lo han convertido en verdes intensos de distintas tonalidades.

el valle del Jerte desde la altura del puerto

¡AUPA ESPAÑA!!!


Cuando llegamos al camping, un montón de amigos de Julia y Fernando nos esperaban y nos recibieron con afecto, además, el lugar invitaba a la tranquilidad, el bungalow que teníamos reservado era muy acogedor y cómodo, Dora se hizo el ama del lugar ya que fue el juguete preferido de los niños del camping y estar por primera vez en el campo le ha encantado, además en cuanto colocamos su cama, su comedero y sus juguetes comprendió que esa era su casa y se dispuso a disfrutar.
Mientras los forofos de los mundiales disfrutaban del juego de la selección Española, Julia, Carmina y yo nos dedicamos a los cocimientos ya aproveche para acolchar un rato.
Ni en el campo dejamos en paz el patcwork


Dora hace amigos en el camping y sus cosas esparcidas por el bungalow

cena en la que casi llego a la talla xl


Por la noche cenamos con las ricas viandas que todos llevamos para esa primera noche y después Fernando explicó a los niños del grupo que había llegado la hora de ir a cazar “gamusinos” provistos de linternas nos fuimos todos de cacería y los niños miraban y escuchaban con asombro los ruidos de esos extraños animales que casi nadie ha visto y ha vivido para contarlo, y que según cuenta la leyenda tienen un extraño cuerpo mezcla de varios animales.
Los niños permanecían muy pegados a los mayores y de vez en cuando un ruido o los extraños sonidos que lanzan nos hacían gritar a todos.

Cazando ¡gamusinos!


Subida a los pilones

¿Qué es eso tan grande y que tiene cuatro patas y huele diferente? Dora no podía quitar los ojos de los caballos.

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La mañana del sábado amaneció esplendida y aunque una presume de ser montañesa y haber nacido en plenos Picos de Europa y acostumbrada desde niña al sonido de los cencerros de las vacas, junto con Dora me tocó correr por que ejemplares de esta especie venían por un camino arreados por vaqueros a caballo, cuando conseguimos contemplarlas sin peligro Dora se arrimó a mis piernas pidiendo protección y es que este fin de semana ha visto muchas cosas por primera vez en su vida
Durante la mañana subimos por la montaña a “los Pilones” que son unos huecos que la erosión del agua ha formado en la roca del lecho del río y donde el agua helada no impidió que más de un loco se bañara, Dora subió casi todo el camino andando, excepto por las zonas más peligrosas y escarpadas, pero para ser un bebe de tres meses se ha portado como toda una campeona.





mientras algunos ¡disfrutan de las gelidas aguas, Dora busca la sombra!

Dora se comporta como una campeona
Comida en la mejor compañía.

Jugadores de petanca con mucho arte y bastante acierto.

Dora y su descubrimiento de los seres que viven en la hierva
noche de brujas

Almuerzo, baño y regreso al campamento base donde disfrutamos de la piscina, la comida en la mejor compañía y tarde de paseos y petanca, a Dora que no quería perderse nada hubo que atarla para que no moviese las bolas de los jugadores.
Por la noche la gran sorpresa con retraso celebramos una noche de San Juan improvisada, hoguera y brujas pululando por los alrededores, Julia y mi marido saltaron la hoguera y además una charanga y una limonada animó la noche.

Tres brujas de cuidado, que se hicieron amigas mías.
Esta es Julia saltando la hoguera

Mi marido saltando la hogura
Dora aprendió que no podía salir del porche y ponía sus juguetes al borde del mismo intentando acercarse a la zona prohibida


Camino del Jerte por la senda de los gamusinos
Dora buscando la sombra en Jerte

El domingo, paseo hasta el pueblo del Jerte, preciosa localidad con casas muy típicas y una torre de la iglesia separada de la misma y donde pudimos comprar cerezas y tortas del casar y cremas de oliva y mermeladas de cereza, y jabones naturales y patés de aceituna y algunos también se bañaron en una piscina natural que forma parte del río.
Regreso al campamento base y baño en la piscina antes de la comida, despedida de todos los nuevos amigos que hice y regreso a casa.

preciosa casa tipica de la zona

Me he traído cosas ricas que compré y sobre todo los mejores recuerdos de gente amable y sana que disfruta de la amistad y las aficiones, me he traído momentos de risas, los ojos llenos de hermosos paisajes, el paladar con el recuerdo de las carnosas cerezas, la piel llena de sol y gracias a las caminatas y a los chapuzones y los largos en la piscina no pase de la talla s a la xl.

25 jun 2010

¿Playa en Valladolid?


Pues si, al parecer alguna lo ha puesto en duda, y ya sabéis lo que dice el refrán algunas veces la duda ofende. Pues no es el caso.
Valladolid tiene playa, no a horillas de mar que no me he vuelto loca ni tonta y aún recuerdo como se distribuyen las provincias en el mapa, poro playa al fin y al cabo en este caso a orillas del Pisuerga.
Además está bastante concurrida y dispone de todos los servicios incluido chiringuito que en este caso no corre peligro de ser derribado por encontrarse demasiado cerca del agua y los ecologistas nada tienen que decir.
Además de la playa existe junto a ella un embarcadero donde atraca “la leyenda del Pisuerga” un barco fluvial como esos que surcaban el Misisipi, y por cierto si alguna vez os montáis en el él, y os ponen unos mantelitos para degustar algo que sepáis que el diseño fue en su día cosa mía.
Pero además esta ciudad tiene otros muchos encantos y no voy a hablar de sus monumentos y procesiones, este alcalde que lleva ya un montón de años ha contribuido a hacer de esta ciudad lo que se merece, ha aumentado las zonas peatonales y colocado hermosas farolas y plantas por todas partes que contribuyen a hacer que esta ciudad sea más amigable para el paseante.
No es mi ciudad de nacimiento, pero en ella he vivido la mayor parte de mi vida y mis hijos y nieto son dignos hijos de ella.
Si alguna vez tenéis la oportunidad de acercaros por estas tierras, además de llamarme para que nos demos un abrazo, perderos por las calles de esta ciudad, patearla, no dudéis en preguntar a sus gentes que aunque tengan cara sería son amables y dispuestos a ayudaros. Perderos por los distintos rincones de copas y de tapas. Degustar un buen lechazo castellano y una copa de vino de ribera, muchos restaurantes ofrecen cocina de vanguardia y otros ricos menús de la tierra con consistencia. No olvidéis mirar hacía arriba por sus calles por que seguramente encontrareis alguna joya arquitectónica. Recorrer su plaza mayor, su campo grande, intentar encontrar los rincones que nuestro recientemente fallecido pero inmortal Delibes muestra en su ruta del hereje, recorrer esta ciudad que una vez fue capital del reino de España y que no ha perdido su encanto, su dignidad y su calma.