Ha sido un viaje inolvidable y desde aquí quiero agradecerle a ella, a su marido y a todos sus amigos por hacernos sentir tan bien y hacer que disfrutásemos tanto del lugar, el paisaje, los rincones preciosos, y sobre todo de los momentos tan entrañables que pasamos juntos.
Todo comenzó con mi hijo despidiéndose de Dora, salimos el viernes después del trabajo y cuando subimos a lo alto del puerto de Tonavaca a pesar de la lluvia intermitente y la niebla pudimos contemplar desde el mirador una hermosa vista de todo el valle, en esta época el color blanco de la floración de los cerezos se ha perdido y lo que pudimos contemplar fueron cerezos cargados de frutos rojos y un paisaje que las abundantes lluvias de esta primavera lo han convertido en verdes intensos de distintas tonalidades.
Cuando llegamos al camping, un montón de amigos de Julia y Fernando nos esperaban y nos recibieron con afecto, además, el lugar invitaba a la tranquilidad, el bungalow que teníamos reservado era muy acogedor y cómodo, Dora se hizo el ama del lugar ya que fue el juguete preferido de los niños del camping y estar por primera vez en el campo le ha encantado, además en cuanto colocamos su cama, su comedero y sus juguetes comprendió que esa era su casa y se dispuso a disfrutar.
Mientras los forofos de los mundiales disfrutaban del juego de la selección Española, Julia, Carmina y yo nos dedicamos a los cocimientos ya aproveche para acolchar un rato.
Por la noche cenamos con las ricas viandas que todos llevamos para esa primera noche y después Fernando explicó a los niños del grupo que había llegado la hora de ir a cazar “gamusinos” provistos de linternas nos fuimos todos de cacería y los niños miraban y escuchaban con asombro los ruidos de esos extraños animales que casi nadie ha visto y ha vivido para contarlo, y que según cuenta la leyenda tienen un extraño cuerpo mezcla de varios animales.
Los niños permanecían muy pegados a los mayores y de vez en cuando un ruido o los extraños sonidos que lanzan nos hacían gritar a todos.
La mañana del sábado amaneció esplendida y aunque una presume de ser montañesa y haber nacido en plenos Picos de Europa y acostumbrada desde niña al sonido de los cencerros de las vacas, junto con Dora me tocó correr por que ejemplares de esta especie venían por un camino arreados por vaqueros a caballo, cuando conseguimos contemplarlas sin peligro Dora se arrimó a mis piernas pidiendo protección y es que este fin de semana ha visto muchas cosas por primera vez en su vida
Durante la mañana subimos por la montaña a “los Pilones” que son unos huecos que la erosión del agua ha formado en la roca del lecho del río y donde el agua helada no impidió que más de un loco se bañara, Dora subió casi todo el camino andando, excepto por las zonas más peligrosas y escarpadas, pero para ser un bebe de tres meses se ha portado como toda una campeona.
Almuerzo, baño y regreso al campamento base donde disfrutamos de la piscina, la comida en la mejor compañía y tarde de paseos y petanca, a Dora que no quería perderse nada hubo que atarla para que no moviese las bolas de los jugadores.
Por la noche la gran sorpresa con retraso celebramos una noche de San Juan improvisada, hoguera y brujas pululando por los alrededores, Julia y mi marido saltaron la hoguera y además una charanga y una limonada animó la noche.
El domingo, paseo hasta el pueblo del Jerte, preciosa localidad con casas muy típicas y una torre de la iglesia separada de la misma y donde pudimos comprar cerezas y tortas del casar y cremas de oliva y mermeladas de cereza, y jabones naturales y patés de aceituna y algunos también se bañaron en una piscina natural que forma parte del río.
Regreso al campamento base y baño en la piscina antes de la comida, despedida de todos los nuevos amigos que hice y regreso a casa.
Me he traído cosas ricas que compré y sobre todo los mejores recuerdos de gente amable y sana que disfruta de la amistad y las aficiones, me he traído momentos de risas, los ojos llenos de hermosos paisajes, el paladar con el recuerdo de las carnosas cerezas, la piel llena de sol y gracias a las caminatas y a los chapuzones y los largos en la piscina no pase de la talla s a la xl.