A pesar del poco tiempo del que dispongo últimamente ya que ando en algo muy importante que me ocupa el 90 por ciento de mi tiempo y que servirá para conseguir algo muy importante que cambiará mi vida radicalmente y que se me está costando pero servirá para conseguir un objetivo que me he marcado y no cejaré hasta conseguirlo y que muy pronto espero compartir con todas vosotras.
Pues bien a pesar de todo aún tengo tiempo para esta colchita de estrellas, tiene los colores que mi hija ha elegido para la cuna de su nuevo bebe, y me encanta como va quedando.
Además el pasado fin de semana me fui a mi pueblo, en la montaña palentina, en Cervera de Pisuerga, me quité la morriña y es que el paisaje es tan diferente, tan verde y mis montañas, tanta agua por todas partes que tienes la sensación de que nunca podrá faltar. Hacía fresco pero algún rato pude disfrutar del sol y sobre todo de mi familia, paseos, reencuentros con mi gente, juegos de cartas, comer avellanas en la cascarita,
buena comida casera en San Salvador de Cantamuda, celebración del 22 cumpleaños de mi hijo. Árboles cargados de endrinas y manzanas. Recorrí las calles de mi infancia, la plaza donde de niña jugaba, el colegio donde aprendí a escribir las letras que componen los nombres de las personas y lugares que amo, los lugares que aunque cambiados aún me recuerdan los viejos lugares, el plantío, la barbacana, la barcena.
Y como pienso que está vida se compone de sueños y anhelos por cumplir, me di el gusto de cumplir uno que tenía hace tiempo y es el de comprarme unos madreñas o albarcas, que aunque son típicos de la tierra de mi padre Asturias, también recuerdo que en Cervera las llevaban las mujeres para ir a arrear las vacas.
Además encontré como casi siempre que voy un nuevo rincón precioso, en este caso una casa rural en el mismo Cervera y que se llama molino de Valdesgares, con una construcción típica de la zona y con unos rincones que creo que a partir de ahora se convertirá en la casa de mis sueños.


