La generosidad de las amantes del patchwork

El martes pasado fue la fiesta del patrón de Valladolid, el santo más espléndido de todos los del santoral pues su nombre es San Pedro Regalado.
Pero mira por donde que de la otra punta de Península, desde tierras Malagueñas me llegó un paquete.
Silvia (http://sylviareguero.blogspot.com/) me dijo que me enviaría una telita que había teñido ella misma para hacer las bañistas de Tilda, eso ya me desconcertó, por que no la conozco en persona aunque desde hace un tiempo la sigo y me encanta la frescura de su blog, el entusiasmo que le pone, y lo hermoso de sus trabajos, por eso cuando recibí el aviso de correos pensé ya está aquí la telita prometida.
Pero no señoras y señores, cuando recogí el paquete y como una niña la maña de reyes lo abrí, me encontré un paquete cuidadosamente envuelto, preparado con tal cariño que me puso una sonrisa en los labios, y cuando lo abrí me encuentro unos regalitos tan cuidados, preparados con tanto cariño que no pude evitarlo y un par de lágrimas si que me cayeron, por mi condición de madre estoy más acostumbrada a preparar sorpresas que a recibirlas y ver aquello de vera que me emocionó, que alguien a quien ni siquiera conozco aunque le aprecie preparara para mi ese regalito me lleno de emoción y confirmó lo que siempre he mantenido, que el mundo está lleno de personas buenas dispuestas a desprenderse con cariño de algo para demostrar aprecio y cariño, que no se si será el mundo de la glovosfera, el del cocimiento, el del patchwork-manía o que, pero quizás sea solo eso, que si alguien en alguna parte tiene un acto de generosidad como este muchas de las maldades de la raza humana creo que quedarán redimidas.
Muchas gracias Silvia por tu regalo, pero sobre todo por tener un corazón tan generoso, por demostrarme que las personas podemos ser de otra manera y como te he dicho otras veces si algo necesitas de mi, en la otra punta del País tienes una amiga.Por cierto el búho irá conmigo hoy a mi clase de patchwork por que ya me resulta imprescindible para mis alfileres con sus ojos de asombro, tan asombrados como los mios.